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¡Libros, livres, books, biblios, livros, bücher... !

Montag es bombero y es del "futuro". Su profesión es quemar libros. ¿Por qué? Si le preguntaras a los conciudadanos de Montag, o al mismo Montag, te darían, sin lugar a dudas, una de dos respuestas: uno, porque ya todo es "a prueba de fuego", así que no tiene sentido que los bomberos se la pasen apagando incendios inexistentes; segundo, porque los libros son ilegales. La razón es que hay algo de subversivo en ellos, algo peligroso y discriminatorio que tiene que ver con el intimidante conocimiento de los que leen y la culposa ignorancia de los que no. Mejor todos iguales y que nadie lea. Así que, por eso, Montag quema libros. Quema los pocos libros que quedan en el mundo, libros ocultos por "rebeldes intelectuales" (soberbios presuntuosos que no aceptan ser felices, como todos; porque en el futuro, libres de los libros, vamos a ser felices). Localizan casas que denuncian soplones conscientes, arrestan a los delincuentes y queman los libros. Una noche, sin ...

"Cumbres Borrascosas" y la cuestión del "estilo"

Cuando abrimos este clásico de la literatura inglesa, y nuestros ojos se encuentran con las primeras líneas de la novela, nos topamos con una escena sólo en apariencia muy poco impactante: el joven Lockwood, ingenuamente, hace una visita al señor Heathcliff , dueño de las propiedades “Wuthering Heigths” (Cumbres Borrascosas) y “Thrushcross Grange”, con la intención de ser el próximo inquilino de la última. Por una serie de circunstancias, Lockwood se verá obligado a pasar la noche en el lúgubre y demencial ambiente de “Wuthering Heights”. Dentro de la frialdad de su habitación, encontrará retazos del testimonio perturbador de Catherine Earnshaw acerca de una infancia marcada por el odio entre Hinley –hermano de ella– y un tal “H.”. ¿Heathcliff? La impresión de Lockwood sobre tales sucesos le sumerge en una tensión febril en la que se verá, incluso, atormentado por el espectro de una mujer joven, demacrada, que gime por entrar a través de la ventana. El señor Heathcliff, altanero y sar...

Dig

Ilustraciones por Alan Aldridge :) Se recomienda escuchar "Dig", de Incubus

"Calle Abajo"

"¡De entre las cosas más absurdas que se le habían podido ocurrir, tuvo que elegir aquella! ¡Qué insensatez! Podría haber tomado la opción más común: correr a su habitación, encerrarse del mundo y aguardar, observando la oscuridad desde el cobijo de la cama, hasta que todas las lágrimas que no saldrían nunca dejasen de curiosear junto a la cuenca de sus ojos. Podría haberse sumergido en aquel mundo triste y solitario, rodeándose de la música melancólica y de tonadas suaves que poco a poco le adormecía hasta atraparle en un sueño profundo e insensible. Podría haberse desquitado con su constante compañero de celulosa perfumada, tatuándole nuevas preocupaciones ácidas respecto al orbe. ¡Pero no! Aún lloviendo, aún pese a la inseguridad, se había lanzado a las calles en plena madrugada, sin rumbo y sin recursos. En el fondo sabía que deseaba volver, pues la perspectiva desoladora de las aceras noctámbulas, llenas del aliento fermentado del vicio nocturno, le infundían grandes temores ...

Euforia no quiere escribir

Ok. Estaba hoy por ahí, desocupada, pasando el rato, oyendo música, y me dio, entre todo, la gana de traducir al inglés algunos escritos “viejos” –¡de hace un año, pero me parece ya tanto!– para postearlos en mi deviantART; y entre todo esto, releyendo, reconociéndome entre esos tiempos oscuros en que todo me parecía tan absurdo y apagado, me sorprendí, no de la naturaleza de mis sentimientos, sino de la cantidad de producción escrita. Meses después, en que todo marcha bien… ¡no!, no bien sino “¡de perlas!”, mi producción escrita ha disminuido, desafortunadamente. Antes era capaz de escribir algo como esto (lo siguiente) en cuestión de minutos, simplemente atendiendo esa necesidad eterna de escribir, ¡escribir, escribir como enferma! "-¿Por qué, criatura, insistes en transcribir con palabras esos conceptos que sabes que no existen? -Porque necesito sacarlos de aquí o van a matarme. -¿Y cómo puedes llegar a pensar algo tan nefasto como eso? -Porque los siento, me lastiman y me hie...

La Función Chapina

Cuando algún insólito impulso nos empuja hacia la cartelera de teatro nacional, lo primero que encontramos son títulos magníficos como “Blanca Pérez y los Siete Jananos”, alguna nueva adición a la popular saga de “Los Tres Huitecos”, “Cuarto para Cuatro”, “Pasiones Zacapanecas”, sin mencionar la clara advertencia de muchas otras sobre un contenido exclusivo “para adultos”. Verdaderamente impresionante. El año pasado, por una peculiar circunstancia, surgió la invitación de asistir a una presentación exclusiva de “El día que Teco temió”. Dado que encuentro el género teatral fascinante, decidí darle una oportunidad a esa famosa obra que llevaba ya cerca de un año en vallas panorámicas. Dispuesta a dejar de lado todos mis prejuicios, me acomodé en la butaca, dispuesta a disfrutar de un poco de teatro local. Al cabo de casi cuatro horas exasperantes me aferraba a mis prejuicios más que nunca. ¡Es triste! Ni siquiera tan vulgar como patético. ¿Era ése el grandísimo éxito del teatro nacional?...

¡El Nuevo Periodismo adora la Literatura!

Suena el teléfono, y luego otro. Hay trece personas en la habitación, yendo y viniendo. Tazas de café vacías parecen ser el adorno favorito. Los computadores parecen estallar en medio de la ametralladora de palabras que urgentemente estructura los sucesos del día. Alguien grita, alguien apura, alguien se queja, alguien suspira. El desorden parece reinar en medio de la sala de partos que recibe 365 criaturas al año –una más en año bisiesto–; criaturas condenadas a morir 24 horas después por el simple hecho de quedar obsoletas. La prisa y la presión son los capataces de este salón, de este mundo agitado en que se desarrolla el periodista y su redacción. En contraste, se puede imaginar esa tarde plácida en casa, donde una música de jazz inunda las estancias de la casa residencial e inspira con su calidez palabras más elaboradas. Al otro lado de la ventana, se extiende un jardín floreado bañado en luz vespertina y cielos algodonados. Y entre todo ello, entre la apacible soledad del descans...