Cuando algún insólito impulso nos empuja hacia la cartelera de teatro nacional, lo primero que encontramos son títulos magníficos como “Blanca Pérez y los Siete Jananos”, alguna nueva adición a la popular saga de “Los Tres Huitecos”, “Cuarto para Cuatro”, “Pasiones Zacapanecas”, sin mencionar la clara advertencia de muchas otras sobre un contenido exclusivo “para adultos”. Verdaderamente impresionante. El año pasado, por una peculiar circunstancia, surgió la invitación de asistir a una presentación exclusiva de “El día que Teco temió”. Dado que encuentro el género teatral fascinante, decidí darle una oportunidad a esa famosa obra que llevaba ya cerca de un año en vallas panorámicas. Dispuesta a dejar de lado todos mis prejuicios, me acomodé en la butaca, dispuesta a disfrutar de un poco de teatro local. Al cabo de casi cuatro horas exasperantes me aferraba a mis prejuicios más que nunca. ¡Es triste! Ni siquiera tan vulgar como patético. ¿Era ése el grandísimo éxito del teatro nacional?