La tecnología puede ser –y siempre ha sido– una aliada poderosa para revolucionar el mundo del arte hacia nuevas fronteras
Dijo una vez Picasso que, en el arte, “lo que cuenta es lo espontáneo, lo impulsivo. Esa es la verdad verdadera. Lo que uno se impone no viene de nosotros”, y a propósito podemos decir que, en efecto, el mejor arte es el más auténtico, el que mejor logra materializar el alma de su creador. Basándonos en este principio, deducimos que el arte puede ser tan diverso como el amplísimo repertorio de artistas que ha tenido la humanidad.
Ahora bien, hay una cosa curiosa sobre el arte. El arte, en su conjunto, es la expresión objetiva de la visión de un cúmulo de individualidades. El arte no es sólo diverso; el arte muta, pero no arbitrariamente. Contrario a lo que afirma el mismo Picasso, al arte no es enteramente espontáneo, intimista y subjetivo. Fuera ése el caso, sería imposible clasificar el arte dentro de períodos de marcadas corrientes artísticas. El cubismo, por ejemplo, habría sido entonces tan probable en la Antigua Grecia como en los monasterios medievales. No obstante, el movimiento se manifiesta solamente a partir de la primera mitad del siglo XX. El detallismo anatómico que presenta la pintura de Da Vinci o Miguel Ángel no puede compararse ni remotamente a las extrañas contorsiones que presentaba la pintura egipcia.
Pero, ¿eso significa que Egipto jamás concibió artista alguno de la talla de los genios renacentistas? ¿O es que quizás el arte viene definido por alguna otra cosa, fuera del talento de sus máximos representantes?
Conocimiento catalizador
Se piense lo que se piense, el arte es la expresión de una consciencia colectiva. Hay una razón intelectual –cultural, sociológica, antropológica, filosófica– para el tenebrismo del barroco, para la escultura helenística, para la arquitectura neoclásica y la pintura impresionista. No es demasiado complicado de entender. Se percibe a simple vista. El arte medieval se diferencia claramente del arte renacentista; el arte renacentista se diferencia claramente del arte moderno, como si tuvieran almas distintas. ¿Y esto por qué? Pues por una razón intelectual: el conocimiento. Entre era y era, el conocimiento fue creciendo, y con éste la concepción del mundo fue cambiando y la tecnología, ese aprovechamiento práctico del conocimiento, abrió nuevas posibilidades.
Descubrimientos en el área de la química permitieron la creación del óleo, lo que conllevó toda una nueva gama de extraordinarias posibilidades en la pintura, incluyendo la aparición de muchísimos colores nuevos que los antiguos no fueron capaces de sintetizar a partir de la naturaleza próxima. De la misma manera, la tecnología revolucionaría drásticamente la cultura humana con la aparición del telégrafo primero, luego del fonógrafo, y por último y no menos importante, de la fotografía. Así como el telégrafo cambió la forma en que se darían las comunicaciones –teles, palabra griega para distancia–, el fonógrafo cambió el mundo de la música y la fotografía cambió el mundo de las artes plásticas.
Sin el fonógrafo, la música no se habría explayado en tantas ramas como las hay ahora –pop, rock, electrónica, jazz, blues, folk, y con todas sus subtonalidades–, pues el estilo se definía entonces por las salas de concierto. Sin la fotografía, el mundo de las artes plásticas jamás habría dado ese paso radical hacia las corrientes de vanguardia –dadaísmo, surrealismo, fauvismo, expresionismo, futurismo, cubismo, y las muchas otras manifestaciones modernas–, puesto que aún estarían estas concentradas en su función social de reproducir la realidad objetiva.
Y bien, los cambios no han quedado ahí tampoco. Ahora tenemos cine, televisión, Internet, ¡y quién sabe qué más vendrá en el futuro!, y con el arte prácticamente liberado de los mecenazgos deterministas y las responsabilidades civiles, las posibilidades se están esparciendo de modos que desafían la imaginación. Los artistas contemporáneos están conformando un escenario creativo insólito a partir de los nuevos recursos disponibles; pues éste es el siglo XXI, y existe ahora un arte del siglo XXI.
La ciencia y arte de la fotografía
Las cámaras fotográficas, desde su creación, han encontrado más utilidad que simplemente registrar momentos varios de la vida humana. Los científicos han aprovechado esa capacidad de congelar instantes –y toda la tecnología de lentes de visión que hay detrás– para estudiar con el mayor detalle la naturaleza. Gracias a esto, la tecnología fotográfica se explayó en posibilidades y una gran gama de cámaras altamente especializadas, no accesibles al común del público, fue creada para servir en grandes laboratorios.
Por suerte, algunos artistas aprovecharon estos instrumentos para hacer de las suyas y compartir con el mundo un acercamiento al arte desde una óptica ciertamente diferente. Harold Edgerton, fotógrafo e ingeniero eléctrico, deslumbró ya en 1926 –y sigue deslumbrando– con las impresionantes tomas generadas por su cámara ultrarrápida. El flash es tan potente, pero tan corto (de una millonésima de segundo), que la cámara es capaz de captar entonces imágenes imposibles al ojo humano. Una bomba atómica en el momento justo en que estalla, un naipe atravesado a la mitad por una bala o la famosa salpicadura de una gota en el agua son algunos ejemplos (1).
Más contemporáneo es el francés Yann-Arthus Bertrand, quien ha aprovechado las cámaras especializadas para tomas aéreas con el fin de captar paisajes intricados desde el aire, obteniendo resultados hasta surrealistas en muchas ocasiones (2). El británico Nick Veasey se ha valido, por su parte, de otro tipo de cámaras que, sin ser tan extrañas, solemos relacionar más con un hospital que con un artista. Usando la técnica de los rayos X, este fotógrafo ha atrapado las estructuras internas de frutas, flores, un oso de peluche, un iPod y una computadora portátil (3). Una gran variedad de investigadores de la microbiología –y áreas relacionadas–, por su parte, han sacado a lucir un lado artístico al emplear microscopios eléctricos para acercarnos a las más fascinantes formas de un mundo prácticamente invisible (4). Y así también, equipos de diferentes universidades utilizan la física para fotografiar fluidos-en movimiento, en medio de las más extrañas pero también bellas representaciones de un surrealismo muy natural (5).
Arquitectura à la ciencia-ficción
Ahora bien, no sólo la fotografía es terreno para esa fusión de arte y tecnología. La arquitectura, con la aparición de técnicas más sólidas en el campo de la ingeniería, es cada vez más osada y cada vez más dispuesta –a juzgar por las apariencias– a retar las leyes de la naturaleza. Un ejemplo bastante contemporáneo es el español Santiago Calatrava, arquitecto e ingeniero especializado en grandes estructuras. Calatrava ha convertido las armazones de sus construcciones en parte clave de la vista final, asignándoles un esqueleto vistoso y extravagante que es complementado cromáticamente por diversas técnicas de iluminación. A la fecha, es uno de los arquitectos más representativos de la arquitectura moderna (6).
Sin embargo, algunos están yendo todavía más lejos. David Fisher, israelí residente en Italia, no ha dejado a pocos boquiabiertos con su arquitectura dinámica. Su obra principal es la torre de apartamentos rotatorios, rascacielos de 80 pisos en que cada nivel rota independientemente (7). Una de estas torres se está construyendo ya en Dubai, y si usted está interesado ya puede anotar su nombre en las reservaciones. Por cierto que los apartamentos son más que espaciosos, pues tendrá sitio para guardar su auto en casa aunque viva en el piso 74.
Y bien, no se puede dejar fuera al arquitecto francés Vincent Callebaut, cuyos proyectos –por imposible que parezca–, dejan atrás la torre rotatoria de Fisher. Lo que propone Callebaut raya en la ciencia-ficción y es prácticamente una nueva generación de edificios-biósfera, que no se mueven sino se trasladan (8). El proyecto Physalia es descrito por el arquitecto como “jardines anfibios” y será un laboratorio que trabajará por encontrar soluciones al problema de la escasez del agua a través de una reanimación de los sistemas fluviales de Europa (es decir, se paseará por el Sena, el Támesis, el Volga, el Danubio, etc). Lilypad, una isla-ciudad flotante, por otro lado, está prevista para el 2100 –sí, año 2100– y pretende convertirse en un refugio ecológico en plenos océanos.
Sinestesia musical
La música es otra de las Bellas Artes, y seguramente una que nos parece demasiado intangible como para ser influenciada por los inventos de la tecnología moderna. No obstante, la tecnología ha creado también un juguetillo intangible, que puede –y de hecho, ya lo hace– influenciar el mundo de la música. Hablamos del Internet, por supuesto. YouTube, uno de los grandes íconos de la web, conformó recientemente a la primera orquesta por Internet (9) –por si alguien pensaba que la música sinfónica no tenía cabida en el nuevo siglo–, compuesta por músicos de todo el mundo sin lugar a duda.
Por otro lado, la música electrónica tiene sus novedades también. Una se llama Étienne de Crecy, un DJ francés que está deslumbrando con su mezcla de música y la más insólita animación digital en vivo a través del “hipercubo”: una estructura simple, de andamios, que gracias a una técnica de proyección llamada “proyection mapping” parece cobrar vida en medio de los conciertos (10). Toda una prueba de que la música también se puede ver.
Más allá de la animación 2D y 3D
Para terminar este breve recorrido, vale la pena acercarnos un poco al mundo del cine y la animación. No hablaremos aquí de los grandes estrenos de Hollywood que nos han deslumbrado con sus efectos especiales recientemente -2012 o Avatar son buenos ejemplos de eso. No, aquí seguiremos la pauta de las corrientes alternativas e independientes que ha propiciado la web. Para empezar, encontramos a Alex Roman, español, creador de una de las secuencias más impresionantes de animación 3D. “The Third & the Seventh” (11) presenta una de las renderizaciones más impactantes de los filmes animados por computadora, alcanzando un hiperrealismo que se confunde fácilmente con una película filmada en formato de alta definición.
Kseniya Simonova, desde Ucrania, se hizo con el título de “Ukrania’s Got Talent” con un tipo de animación en vivo en donde son las manos y un montón de arena sobre un panel luminoso quienes dan la pauta narrativa (12). Andersen M. Studio, en Nueva Zelanda, sorprende con su técnica de “moving paper” en el corto llamado “Going West” (13), donde las más intricadas formas se levantan de las páginas de un libro para formar detallados escenarios narrativos. Y finalmente en esta edición, tenemos a Blu, seudónimo de un artista argentino que ha sido catalogado ya como un símbolo del emergente “street art”. En efecto, Blu ha ido por todo el mundo narrando historias a través de graffitis, por medio de una técnica que combina el cuadro-por-cuadro, interacción de elementos y técnicas de manejo de cámara que dan a las animaciones un grado de realismo que desafía la imaginación del espectador (14).
Del mismo modo, se pueden encontrar muchísimas otras manifestaciones artísticas actuales que han hecho uso del pragmatismo tecnológico para enfocarlo hacia una cara ornamental. Y claro, en una era donde la línea de lo que es “arte” y lo que no lo es resulta cada vez más delgada, donde los artistas ya no necesitan el apoyo de galerías o museos para darse a conocer –gracias al Internet–, y donde las herramientas tecnológicas están dando la pauta para lograrlo todo, el mundo del arte está abierto al público más que nunca antes.
Enlaces
(1) http://edgerton-digital-collections.org/galleries/iconic%22%3Ehttp://edgerton-digital-collections.org/galleries/iconic
(2) http://www.yannarthusbertrand2.org/
(3) http://www.nickveasey.com/
(4) http://news.nationalgeographic.com/news/2009/10/photogalleries/best-microscope-macro-pictures/photo4.html
(5) http://news.nationalgeographic.com/news/2010/02/photogalleries/100201-fluid-motion-winners-pictures/#025775_600x450.jpg
(6) http://www.calatrava.com/main.htm
(7) http://www.dynamicarchitecture.net/home.html
(8) http://www.vincent.callebaut.org/
(9) http://www.youtube.com/user/symphonyes
(10) http://www.myspace.com/etiennedecrecy
(11) http://vimeo.com/7809605
(12) http://www.kseniyasimonova.com/
(13) http://movingpaper.org/
(14) http://www.blublu.org/sito/video/video.htm
Ver más
-Efecto fotográfico “Tilt-Shift” empleado por el fotoperiodista del New York Times, Vincent Lafuret, que hace parecer maquetas auténticas tomas aéreas. http://www.nytimes.com/packages/html/magazine/20070531_VINCENT_FEATURE/blocker.html#
-Técnica de animación que combina marionetas, ilustración, fotografía y CGI desarrollada por el brasileño Ghilherme Marcondes en su corto “Tyger”. http://www.youtube.com/watch?v=6LsMoUtBlDk
-Música electrónica del tipo “ambiente” sincronizada con animaciones 3D y manipulación fotográfica en movimiento presentada por el norteamericano BT (Brian Transeau). http://www.youtube.com/watch?v=t-duqsCFXxc
-Vistazo al mundo del intricado arte de fractales: http://www.enchgallery.com/fractals/fracthumbs.htm
-Técnica de pintura-bosquejo por medio del iPhone desarrollada por el artista Jorge Colombo, quien alcanza el reconocimiento de una portada en la revista The New Yorker. http://www.jorgecolombo.com/drawings/index.htm
-Descarga y manuales del programa “Video Projection Tools” para realizar “projection mapping”. http://hcgilje.wordpress.com/resources/video-projection-tools/
-Diversos enlaces a grandes artistas de la manipulación fotográfica digital: http://www.webdesignerdepot.com/2009/06/40-examples-of-incredible-photo-manipulation/
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Imagen de inicio tomada de Fractal World Gallery Thumbnails
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