En mi país hemos llegado a un punto absurdo en cuanto a política y problemáticas sociales. No me voy a detener a desarrollarlas todas cuidadosamente, pero digamos que mi esperanza en este momento es que toquemos fondo pronto, los ciudadanos despertemos y encontremos la cohesión necesaria -adecuada y propia, que en nada tenga qué ver con la oficial- para recuperar nuestra nación -algo al estilo de Honduras. Este artículo publicado recientemente en The Economist demuestra que nuestra situación es considerada ridículamente curiosa o curiosamente ridícula a nivel mundial. Con suerte, el fondo de todo esto llegará pronto -porque verdaderamente es inaudito.

Comentarios