[NOTA: Les comparto una traducción libre y personal de este artículo de la Asociación Americana de Chesterton ("ACS" por sus siglas en inglés), originalmente escrito en inglés. Está firmado por Dale Ahlquist, presidente de dicha asociación y personaje que ha dedicado toda su carrera a difundir y promover la obra de Chesterton. La página de la ACS contiene gran variedad de temas para profundizar en este escritor y pensador del siglo XX y de su vasta y fascinante obra. Si por primera vez te estás haciendo esta pregunta sobre Chesterton: "¿Quién es este tipo y por qué nunca he escuchado de él?", este es el artículo que TIENES que leer.]
"¿Quién es este tipo y por qué nunca he escuchado de él?"por Dale Ahlquist
He escuchado esa pregunta más de una vez.
Es planteada por personas que acaban de comenzar a descubrir a G.K. Chesterton.
Han empezado a leer un libro de Chesterton, o tal vez vieron un ejemplar de Gilbert, o tal vez solo se han
encontrado con una serie de concisas citas que articulan maravillosamente algún
trocito de olvidado sentido común. Hacen esta pregunta en una mezcla de
asombro, gratitud y... resentimiento. Están impresionados por lo que han
descubierto. Están agradecidos por haberlo descubierto. Y están casi enojados
por que les haya tomado tanto tiempo hacer el descubrimiento.
“¿Quién es este tipo...?”
Gilbert Keith Chesterton (1874-1936) no
puede ser sintetizado en una oración. Ni en un párrafo. De hecho, a pesar de las
finas biografías que se han escrito de él, jamás ha sido capturado dentro de
las portadas de un solo libro. Pero más que esperar separar a las ovejas de los
cabritos, digámoslo simple y llanamente: G.K. Chesterton fue el mejor escritor
del siglo XX. Dijo algo sobre todo y lo dijo mejor que nadie más. Pero él no
era un mero forjador de palabras. Era muy bueno al momento de expresarse, y lo
más importante, tenía algo muy bueno qué expresar. La razón por la que fue el
mejor escritor del siglo XX es que también fue el mayor pensador del siglo XX.
Nacido en Londres, G.K. Chesterton fue
educado en St. Paul’s, pero nunca fue a la universidad. Fue a la escuela de
arte. En 1900 le solicitaron que contribuyese con algunos artículos de crítica
de arte a una revista y al final se convirtió en uno de los más prolíficos
escritores de todos los tiempos. Escribió alrededor de 100 libros,
contribuciones a más de 200, cientos de poemas, incluyendo la épica Balada del
Caballo Blanco, cinco obras de teatro, cinco novelas, y unos doscientos cuentos,
incluyendo la popular serie protagonizada por el sacerdote-detective, el Padre
Brown. A pesar de sus logros literarios, se consideraba primeramente un
periodista. Escribió más de 4 mil ensayos para periódicos, incluyendo 30
valiosos años de columnas semanales para el Illustrated
London News, y 13 años de columnas semanales para el Daily News. También editó su propio periódico, G.K.’s Weekly. (Para ponerlo en perspectiva, cuatro mil ensayos es
el equivalente a escribir un ensayo diario, cada día, por once años. Si no te
impresiona, trata de hacerlo alguna vez. Pero tienen que ser buenos ensayos
–todos ellos– tan divertidos como serios, y tan legibles como satisfactorios
luego de un siglo de haberlos escrito).
Chesterton se encontró igualmente a gusto
con la crítica literaria y la crítica social, historia, política, economía,
filosofía, y teología. Su estilo es inconfundible, siempre marcado por la
humildad, la consistencia, la paradoja, el ingenio y el asombro. Su escritura
permanece tan vigente como cuando apareció por primera vez, aún si mucha de
ella fue publicada en diarios para rápido desecho.
Este hombre que compuso líneas tan
profundas y perfectas como “El ideal cristiano no fue probado y encontrado
insuficiente; fue encontrado difícil y dejado de lado”, medía 1 metro 95 y
pesaba unas 300 libras, usualmente tenía un cigarro en su boca, y caminaba por
ahí usando una capa y un sombrero abollado, pequeños anteojos al final de su
nariz, bastón de estoque en mano, y una carcajada soplando por su bigote. Y
usualmente no tenía idea de dónde o cuándo era su siguiente cita. Hizo mucha de
su escritura en estaciones de tren, puesto que usualmente perdía el tren que
debía alcanzar. En una famosa anécdota, telegrafió a su esposa diciendo: “Estoy
en Market Harborough. ¿En dónde debería estar?”. Su leal esposa, Frances,
cuidaba todos los aspectos de su vida, puesto que continuamente demostraba que
no tenía forma de hacerlo por sí mismo. Ella fue asistida más tarde por una
secretaria, Dorothy Collins, quien se convirtió en la hija adoptiva de la
pareja, y se convirtió en la albacea literaria del escritor, continuando así a
hacer público su trabajo luego de su muerte.
Este despistado, sobredimensionado elfo
de hombre, que se reía de sus propias bromas y entretenía a los niños en las
fiestas de cumpleaños al atrapar bollos en su boca, este fue el hombre que
escribió un libro llamado El hombre
eterno, que llevó a un joven ateo llamado C.S. Lewis a convertirse al
cristianismo. Este es el hombre que escribió una novela llamada El Napoleón de Notting Hill, que inspiró
a Michael Collins a liderar un movimiento por la Independencia de Irlanda. Este
fue el hombre que escribió un ensayo en el Illustrated London News que inspiró
a Mohandas Gandhi a liderar un movimiento que acabaría con el gobierno colonial
británico en la India. Este fue el hombre que, cuando se le comisionó escribir
un libro sobre Santo Tomás de Aquino, hizo a su secretaria sacarle una pila de
libros sobre Santo Tomás en la biblioteca, abrió el libro que estaba hasta
arriba de la pila, lo ojeó, lo cerró, y procedió a dictar un libro sobre Santo
Tomás. No sólo cualquier libro. El renombrado académico tomista, Étienne
Gilson, dijo esto de él:
Considero que es [el libro] sin ninguna comparación posible el mejor libro escrito alguna vez sobre Santo Tomás. Nada corto de genio puede reclamar tal logro. Cualquiera admitirá sin ninguna duda que es un libro “ingenioso”, pero los pocos lectores que han pasado veinte o treinta años estudiando a Santo Tomás... no fallarán en percibir que el así-llamado “ingenio” de Chesterton ha puesto su trabajo académico en la vergüenza. Él ha supuesto todo aquello que nosotros hemos tratado de demostrar, y ha dicho todo aquello que ellos expresaron más o menos torpemente con sus fórmulas académicas. Chesterton fue uno de los pensadores más profundos que jamás han existido; era profundo porque estaba en lo correcto; y no podía evitar no estar en lo correcto; pero no podía evitar tampoco ser modesto y caritativo, así que le dejó a otros que pudieran entenderle el saber que él estaba en lo correcto, y que era profundo; y a los demás, se disculpó por estar en lo correcto, y les compensó el ser profundo con ser ingenioso. Eso es todo lo que ellos pudieron ver de él.
Chesterton debatió con muchos de los más
celebrados intelectuales de su tiempo: George Bernard Shaw, H.G. Wells,
Bertrand Russell, Clarence Darrow. Según crónicas contemporáneas, Chesterton
emergía usualmente como el ganador de tales disputas, sin embargo, el mundo ha
inmortalizado a sus oponentes y ha olvidado a Chesterton, y ahora sólo oímos un
lado del argumento, y han perdurado así los legados del socialismo,
relativismo, materialismo, y escepticismo. Irónicamente, todos sus oponentes
consideraron a Chesterton con el mayor afecto. Y George Bernard Shaw dijo: “El
mundo no es lo suficientemente agradecido por [tener a] Chesterton.”
Su escritura ha sido alabada por Ernest
Hemmingway, Graham Greene, Evelyn Waugh, Jorge Luis Borges, Gabriel García
Márquez, Karel Capek, Marshall McLuhan, Paul Claudel, Dorothy L. Sayers, Agatha
Christie, Sigrid Undset, Ronald Knox, Kinglsey Amis, W.H. Auden, Anthony
Burgess, E.F. Schumacher, Neil Gaiman, y Orson Welles. Por nombrar algunos
pocos.
T.S. Eliot dijo que Chesterton “merece
una concesión permanente de nuestra lealtad.”
“...y por qué no he escuchado de él?”
¿Por qué no has escuchado de él?
Hay tres respuestas a esta pregunta:
1. No lo sé.
2. Te engañaron.
3. Chesterton es el más injustamente abandonado
escritor de nuestro tiempo. Quizás es una prueba de que la educación es
demasiado importante como para quedar en manos de los educadores y que la
edición de libros es demasiado importante como para ser dejada a los editores
de libros, pero no hay una excusa a por qué Chesterton ya no es enseñado en
nuestras escuelas y por qué sus textos no son más ampliamente reimpresos y
especialmente incluidos en antologías colegiales. Bueno, hay una excusa. Parece
que Chesterton es difícil de clasificar, y si un escritor no puede ser
consignado rápidamente a una categoría, o una descripción de una palabra, corre
el riesgo de caerse por las grietas. Aún si pesaba trescientas libras. Pero hay
otro problema. Los pensadores modernos y los comentadores y críticos han
encontrado mucho más conveniente ignorar a Chesterton que enfrentarse a él en
un argumento, porque argumentar con Chesterton es perder.
Chesterton argumentó elocuentemente
contra todas las tendencias que eventualmente se apoderaron del siglo XX: el
materialismo, el determinismo científico, el relativismo moral, y débil
agnosticismo. También argumentó tanto contra el socialismo como el capitalismo
y mostró por qué ambos han sido enemigos de la libertad y la justicia en la
sociedad moderna.
¿Y a favor de qué argumentaba? ¿Qué es lo
que defendía? Defendía al “hombre común”, y al sentido común. Defendió a los
pobres. Defendió a la familia. Defendió la belleza. Y defendió el cristianismo
y la fe católica. Estos ya no juegan bien en el salón de clase, en los medios,
o en la arena pública. Y esa es probablemente la razón de su abandono. El mundo
moderno prefiere escritores que son snobs, que tienen ideas exóticas y
bizarras, que glorifican la decadencia, que se mofan del cristianismo, que
niegan la dignidad de la pobreza, y que piensan que libertad significa “no
responsabilidad”.
Pero aún si Chesterton ya no es enseñado
en las escuelas, tú no puedes considerarte educado hasta que hayas leído a
Chesterton exhaustivamente. Y más aún, leer a Chesterton exhaustivamente es
casi una educación completa en sí misma. Chesterton es, en efecto, un maestro,
y del mejor tipo. No asombra simplemente. No sólo realiza la maravilla de
hacerte pensar. Va más allá de eso. Te hace reír. FIN.
[O INICIO, como lo quieras ver]*
*Mi nota.
Si llegaste hasta aquí, ¡ahora tienes que empezar a leer! Dos páginas útiles para empezar a adentrarte en el mundo de Chesterton:
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